viernes, 15 de noviembre de 2013

TRABAJOS LITERARIOS Y PERIODISTICOS


OTRAS PUBLICACIONES DE MARCELO L. RÓDENAS


A propósito de la 2ª reedición de mi
HISTORIA SOCIAL DE LA SANTA COLOMA MODERNA. 
“Vida cotidiana y conflicto social” 1954-1979


Más de tres décadas conforman un período de sobras suficiente para ver los cambios operados en una gran ciudad como la catalana, Santa Coloma de Gramenet.
Tras la publicación en 1982 de mi “Historia Social de la Santa Coloma moderna”, hoy se puede afirmar que la ciudad que dio sentido al libro, tiene un paisaje diametralmente opuesto al que se describía entonces.
Recientemente la he vuelto a recorrer por sus cuatro puntos cardinales. He escudriñado minuciosamente por calles, avenidas y plazas. Me he desplazado por lugares naturales de su entorno y visto cómo se encuentran aquellas grandes parcelas libres que se recogían en el Plan Popular del “Salvem Santa Coloma”, asumido en su política urbanística por el primer Ajuntament Democràtic de 1979.
Desde la visión de un ex colomense, amante de la ciudad, y vinculado a su vivir cotidiano, no puedo por menos que celebrar la evolución en sus infraestructuras y equipamientos. La rehabilitación de un paisaje urbano roto y abandonado, sin apenas elementos verdes y naturales, fue una de las constantes de las primeras Corporaciones locales. Algo que llevó en aquellos tiempos a ir cambiando una fisonomía urbana que la hizo más verde, más accesible, y ¡porqué no decirlo!, más habitable.
Por ejemplo, en 2013 Santa Coloma no es la misma que cuando escribí mi Historia Social. Pero parece lógico decir que tampoco es la Santa Coloma que se proyectaba en el último capítulo del libro. Algo propio y consustancial al proceso de cambios y gestión en las sucesivas Corporaciones Locales, pues ellas son las que asumen sus proyectos de ciudad.
A mi particularmente, siempre me ha llamado sobremanera la atención la amplitud del Parc Europa, la recuperación de los espacios de la Plaça de la Vila, del litoral del río Besòs, del Passeig Alameda, de Cam Zam, la sorprendente recuperación de la Rambla de Sant Sebastià u otros parajes naturales de sus alrededores, como la Font d’Alzina, Puig Castellar, etc. Y naturalmente las excelentes infraestructuras viarias y soterradas que mejoraron extraordinariamente las comunicaciones con la capital catalana.
A más de tres décadas desde la primera publicación de la Historia Social que tienes en tus manos, nos puede parecer increíble volver a recordar los avatares de unas épocas pasadas, preñadas de sinsabores e incertidumbres, pero de gran ilusión y esperanza en el futuro. Un futuro que es el que hoy tenemos.
Desde el punto de vista social, que en definitiva era la esencia de la historia contada, he visto los impresionantes cambios operados en la composición de la habitabilidad colomense. La nueva inmigración que ha modificado sentidamente su demografía, vuelve a ser motivo de debate en el ámbito municipal y en la sociedad en general. Una vez más, la atracción económica y la laboriosidad de la sociedad catalana ha empujado a tantas y tantas familias ha intentar echar raíces dentro de sus fronteras. También a ellos habría que darles una oportunidad.
En el transcurso de tanto tiempo, he observado, y vivido, las experiencias periodísticas en la aparición y defunción posterior de algunos medios informativos comprometidos con el progreso y cambios en la ciudad. Desde mi admirada revista GRAMA, pasando por CIUTAT, o la experiencia de EL MIRALL. Y sé del entusiasta asociacionismo vecinal y de la movida local transformada en una indignación hacia la situación de crisis económica por la que atravesamos y sus repercusiones político-sociales en el seno de la sociedad. La vida cotidiana y el conflicto social que quise reflejar en aquellos otros treinta años tratados tampoco ha dejado de estar presente hasta la fecha. Un compromiso social que, en el caso de las Asociaciones de vecinos, juveniles, de mujeres, sociales, excursionistas o deportivas, tanta importancia deben tener para el devenir -impulso vital, diría yo- de una sociedad democrática. Las sociedades también avanzan gracias a tales movimientos ciudadanos, a menudo muy alerta, en pos de esa justicia social a la que nunca deberíamos renunciar. Es el presente que nos toca vivir y sobre el que pienso, que ya hoy, parece huérfano de una similar historia local sobre sus últimos treinta años.
Y desde el punto de vista del impacto y beneficio que pueda causar una publicación como esta Historia Social, siempre me ha acompañado el orgullo y satisfacción de saber que es una muy buena herramienta de trabajo y apoyo en el contexto escolar colomense.
Es precisamente en el contexto de nuestra vida cotidiana actual en el que puede observarse la trascendencia de este libro. Porque creo que puede ser un ejercicio, entrañablemente saludable, volver a situarse en unos años que tanto nos enseñaron. Y de los que, hoy, tanto podemos aprender.
En estas notas sobre la nueva reedición no puedo dejar de recordar al que fuera querido amigo, y entrañable persona ante los demás, Pepe Sánchez Muñoz, el cura de Santa Rosa. Él escribió la presentación del libro en nombre del Casal de Cultura de Santa Coloma, y él estuvo a mi lado un día de Sant Jordi de 1982, cuando su venta salió a la calle.
Lo mismo digo de otro colomense ilustre, Ricard Bonet Carreras, hombre comprometido y sensible hacia las causas sociales. Fue el primer Regidor de Cultura que inauguraba el nuevo período democrático. Y fue quien apoyó decididamente el trabajo para ser editado por el propio Ajuntament. Una similar situación que se ha dado en la actualidad, gracias al apoyo de la primera autoridad del gobierno municipal. Su decidido compromiso ha hecho posible esta nueva edición que, no me cabe la menor duda, vendrá a satisfacer los deseos de tantos y tantas colomenses que lo han venido solicitando a lo largo de los años. Santa Coloma de Gramenet se lo merece.

Muchas gracias a todos los que han hecho posible su nueva publicación.

Marcelo L. Ródenas
Abril 2013

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